En los últimos años Hollywood ha estado más preocupado de la vida
privada de Mel Gibson y de destruir su carrera, que de interesarse por el
talento del director y actor, en parte por su propia culpa, y eso lo ha pagado
con creces desde hace una década. Gibson ha sido una mina de oro para la
industria del cine que tiene por lema tanto vales como recaudes en taquilla de
tu última película. El suyo es un claro paradigma de lo que no quiere el
Hollywood actual que en los últimos años se preocupa por oscarizar al cine
políticamente correcto; los The Artist
(2011) o Argo (2012), ejemplos de
cine muy correcto pero que arriesga lo justito, y de aislar a tipos como Gibson,
no vaya a ser que se salga del carril de la progresía hollywoodiense.
Vacaciones en el infierno comienza con una huída desesperada en coche de un tipo como Driver (Gibson) y
su compañero desangrado, con un suculento botín de millones de dólares, y con
la policía pisándole los talones. Atravesando la frontera a Mexico con el vehículo, se accidenta y es detenido por
las autoridades y enviado a una peculiar cárcel mexicana llamada El Pueblito
donde sobrevivir cada día es un logro. El relato está inspirado en
hechos reales de la cárcel de La Mesa localizada en Tijuana, Mexico, cerrada por el gobierno del país en 2002.
hechos reales de la cárcel de La Mesa localizada en Tijuana, Mexico, cerrada por el gobierno del país en 2002.
El realizor Adrian Grunberg muestra sobradamente su ingenio y habilidad en esta
película que ha sido una de las grandes sorpresas de los últimos meses. No por
casualidad ha sido director de segunda unidad de películas como Traffic (Steven Soderbergh, 2000), El fuego de la venganza (Tony Scott,
2004) o Apocalypto (Mel Gibson, 2006).
Con estos antecedentes, el protagonista
llega a la peculiar cárcel de El Pueblito y te encuentras con una película con
ideas, con gran sentido del ritmo y además con grandes dosis de humor, momentos
en los cuales se nota la mano en el guión de Mel Gibson coescrito junto al propio
director, y dotándolo además de unos personajes bien diseñados. También te muestra
una cárcel como nunca se había visto en el cine, viviendo los reclusos con las
familias dentro y paseando por el recinto cual centro comercial donde se pueden
portar armas. Cabe destacar además al otro protagonista de la historia, el
joven actor Kevin Hernández que interpreta a un veraz niño de 10 años que se
las sabe todas, y que formando dúo con Driver son pura dinamita.
Es una gran noticia con Vacaciones en el
infierno haber visto de nuevo a Mel Gibson echándose al barro y
demostrando oficio. La calidad en el cine no está reñida con la comercialidad.
Cine gamberro y sin prejuicios. (7/10)
Fernando Rodríguez
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