Pasados unos días de la noticia sobre la ampliación de contrato hasta 2016 de Pablo Laso con el Real Madrid, he de reconocerlo; soy de aquellas personas que cuando escuchó alla por Junio del año 2011 que el entrenador vitoriano había fichado por el Real Madrid de baloncesto, no pude sino torcer el gesto y no tener una visión clara sobre si habría sido acertada la decisión del club blanco. Un entrenador que en ese momento presentaba un escaso bagaje con un paso por ACB irregular en Valencia y un último año aceptable en el Guipuzcoa Basket, conjunto al que había subido a la máxima categoría, era la carta de presentación ante la afición madridista para dar el salto a este club tan grande y tan difícil a la vez.
He de decir que nunca he sido un enamorado de los entrenadores que usan y abusan de las rotaciones porque sí, aspecto el cual Laso usa habitualmente, soy más partidario de buscar un bloque de seis o siete jugadores que sean los que lleven el peso de los minutos en los partidos y dependiendo de las circunstancias que se den en los mismos buscar soluciones con los jugadores del banquillo. Esta manera de entender el juego del entrenador de Vitoria, ha hecho que en más de una ocasión haya sido muy crítico con él y en mi modesta opinión haya habido partidos que se han perdido sencillamente por un par de cambios sin sentido. Dejando al lado esto, voy a admitir que el equipo a lo largo de estas tres temporadas contando con la actual, ha ido dando siempre pasos hacia adelante y en esta última especialmente voy a destacar lo que para mí es el salto de calidad de este equipo con respecto a los anteriores: LA DEFENSA. La temporada pasada el Real Madrid se dedicaba a sestear en defensa 25 de los 40 minutos que duran los partidos, lo que contrarrestaba con el gran potencial ofensivo; veíamos parciales increíbles tanto en contra como a favor y los partidos se convertían en una montaña rusa. Eso sí, nadie podía decir que los encuentros del equipo blanco eran aburridos, pero esa manera de entender el juego y esa falta de consistencia hace que no se puedan afrontar los grandes retos como por ejemplo ganar la Euroleague. Muchos me diréis que los blancos el año pasado ganaron la liga ACB y que jugaron la final de la Euroleague; hay que recordar que se ganó la liga 3-2 sufriendo ante un Barcelona con bajas importantes, con Navarro cojo y con el factor cancha a favor, y que en la Final Four después de una salida en tromba del Madrid con la ventaja adquirida, si el equipo no hubiera tenido esa falta de consistencia de la que hablo en defensa, no se hubiera dejado escapar esa final.
Retomando de nuevo sobre lo que yo veo esta temporada, es a un equipo unido, sacrificado e intenso atrás, y alegre, desenfadado y mortífero delante. Es un conjunto que cada jugador sabe e interpreta su papel a la perfección y que quiere ser solidario con el compañero que tiene al lado. Hoy el Real Madrid podemos decir que es un equipo muy competitivo que se ha ido construyendo poco a poco quitando y poniendo las piezas justas, y en donde la explosión definitiva del Chacho y Mirotic y la llegada de Bourousis como la pieza final que quedaba para terminar de construir lo que hoy es para mí, el mejor equipo de Europa.
Empecé reconociendo en este artículo mi animadversión a la llegada como entrenador del que fuera jugador durante dos temporadas del Real Madrid, y lo termino también con el reconocimiento de que este grandísimo equipo que hoy disfrutamos, es por obra y gracia de PABLO LASO.
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